Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizó un estudio inédito de campo en donde se asentan los humedales del Paraná medio entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. El estudio duró largos meses de investigación en el que se cuantificó y valorizó la destrucción causada por el fuego en las islas, pormenorizando el desastre ecológico en la fauna y flora de la región.
Allí, registraron que los incendios intencionales de 2022 provocados por productores agro ganaderos y madereros, afectaron el hábitat de 83 especies animales y vegetales de la región, provocando mortandad y huídas del ecosistema.
Lo que se buscó puntualmente como objetivo principal fue recabar por primera vez información fidedigna de la biodiversidad que se perdió por el fenómeno, buscando generar un modelo predictivo que permita prever el impacto de las quemas sobre el suelo y los ecosistemas de humedales. En años marcados por el fuego, se plantea si verdaderamente es posible la restauración de los territorios, de qué manera y en cuánto tiempo.
Tres provincias
El estudio estuvo encabezado por un grupo de investigadores de la UNL pertenecientes al Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB). Los profesionales realizaron trabajos de campo relevando los humedales en las distintas zonas afectadas entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, comprendidas en áreas de influencia del río Paraná medio desde Resistencia, en Chaco, hasta Diamante, Entre Ríos.
La investigadora Paola Peltzer, quien es parte del Laboratorio de Ecotoxicología de la FBCB-UNL y del Conicet, destacó que : “Algunas eran bastante accesibles, otras no, dependiendo de la intensidad y la severidad de los incendios”.
“Arrasador”
El relato cuenta que fue en ese momento cuando los investigadores dimensionaron los efectos del fuego arrasador: “Comenzamos a cuantificar cadáveres y destrucción total o parcial de nidos y refugios, especialmente de anfibios, reptiles, aves y mamíferos, como también de flora nativa. Tenemos datos de este trabajo que está a punto de ser publicado en breve”.
Las imágenes difundidas por el estudio hablan por sí solas del alcance de las llamas en la mortandad de la fauna y flora presente. Ejemplares de ranas y víboras yacen en el suelo totalmente quemado producto de los incendios sucesivos de los últimos meses.
“El avance del fuego sobre diversos ecosistemas, va destruyendo la biodiversidad y desplazando comunidades. Esto viene asociado a la expansión de la frontera agropecuaria, pudiendo identificar como actividades principales la siembra de granos y el desarrollo de la ganadería”, afirma la investigadora.
Mortandad en las islas
Desde que este grupo comenzó a recorrer las zonas incendiadas, a principios del año 2020, relevaron 17 sectores de islas y humedales que comprenden la zona del Paraná medio.
Durante agosto y septiembre tuvo lugar el primer análisis de los datos recolectados por este grupo, donde se reflejó que la mayoría de las unidades ambientales que componen los humedales fueron afectadas.
La profundidad del suelo quemado es de lo que depende el tiempo necesario para su recuperación. Lo llamativo que se desprende del estudio es que el 70% de los humedales no registró revegetación a mediano plazo (de 3 a 4 meses), variando de 2 a 12 centímetros, teniendo en cuenta que la altura de las llamas en especies “leñosas” alcanzó entre 2,70 y 4,20 metros.
En el estudio se destaca que los denominados albardones (montículos que se crean cuando un río amontona sedimentos) fueron los más dañados en un 83 %, seguidos por las media-lomas (47 %), las depresiones o lagunas internas un 17% y las barrancas con un 5%. En cuanto a las especies afectadas, de forma directa por mortalidad o huida, como indirecta, por ejemplo: semillas-frutos, corteza, nidos, heces y plumas quemados, se registraron 83 especies, entre plantas, anfibios, aves, reptiles y mamíferos.
Unos pocos
Según los datos que estos investigadores, sólo un escaso número de especies se regeneran naturalmente a mediano plazo, mientras que la recuperación de especies leñosas requiere de un plazo mayor a un año dependiendo del impacto de actividades tales como la ganadería, incendios reiterados y de las precipitaciones.
“Sin lugar a dudas, la solución debe venir de la mano colectiva, en el sentido de que debemos empezar a entender que sin estos ecosistemas vamos a perder todo lo que ellos nos ofrecen. Estas áreas albergan al 40% de la biodiversidad de Argentina, brindan alimento, refugio y anidamiento de reproducción para numerosas especies”, graficó la coordinadora del estudio sobre el impacto ambiental de las quemas en la zona media del río Paraná”.
En este escenario, se estima que la recuperación de los depósitos de carbono quemados llevará decenas de años, plazos largos, considerando que tal vez no pasen muchos años hasta una próxima bajante extraordinaria y anormal del Río Paraná, acelerado en función de la crisis climática. “Queremos que las personas entiendan que no estamos pidiendo que dejen de producir, sino que queremos un cambio. Un cambio que sea sustentable y amigable con la naturaleza, pues nosotros somos parte de la naturaleza, no somos dueños. Una vez que empecemos a entender todo esto, creo que las soluciones van a salir por sí solas”, concluyó.
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