Mientras la extrema sequía causó la mortandad de miles de cabezas de ganado, pérdidas de cosechas, y dejó secos cauces de arroyos y lagunas en Santa Fe, la pronunciada bajante del río Paraná está causando estragos en la reproducción de especies ictícolas, afirmaron organizaciones ecologistas.
La prolongada ausencia de lluvias en toda la provincia es una situación de “extrema gravedad”, según lo definió recientemente el ministro de la Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna.
Si bien el funcionario admitió no tener cifras precisas sobre la mortandad de animales, estimó que al menos “unas 3 mil cabezas de ganado” ya se perdieron por la extrema sequía en el norte santafesino.
Incluso, Costamagna dijo por la emisora LT10 de Santa Fe, que el escenario “es similar al observado en 2008-2009″ cuando en esa jurisdicción “murieron unos 10 mil bovinos”.
Además, a fines de noviembre último, por las elevadas temperaturas y sequía, productores de soja de primera, del centro y norte provincial, se vieron forzados a paralizar los trabajos de siembra por falta de humedad en los suelos.
Otra de las consecuencias por la sequía que castiga desde hace meses a esta región, es que los arroyos, riachos y lagunas comenzaron a secarse.
“El arroyo del Medio, límite natural entre Santa Fe y Buenos Aires, luce con su cauce seco y lo mismo se observa en las lagunas de El palmar y Cristal, en el departamento Vera, en el norte santafesino”, dijeron a Télam voceros de El Paraná No se Toca.
Sequía e intenso calor
En tanto, la sequía, el intenso calor y la bajante del Paraná “también están causando estragos en la fauna ictícola del río”, reveló a Télam Pablo Cantador, de la organización ecologista rosarina El Paraná No se Toca.
“La reproducción de sábalos que se advirtió cuando repuntó el río Paraná, en diciembre 2022, “ahora se perdió al secarse también lagunas y arroyos”.
No obstante, Cantador señaló que “a diferencia del año 2019, cuando se advertía una mortandad de peces grande, ahora se ven peces chicos de reproducción (alevines), que se están muriendo”.
“Así como entró el agua y repuntó el Paraná, hace apenas dos meses, también ingresó gente con redes y armas de fuego, matando y diezmando la fauna del lugar. Así lo confirman testimonios de lugareños”, subrayó el ecologista rosarino.
Fauna
Para Cantador, un especialista en el tema fauna, “hubo una explosión de vida en el río allá por diciembre del año pasado, pero ahora con el retroceso del agua por la sequía, el panorama es preocupante”.
“Hemos observado una importante mortandad de sabalitos de entre 5 y 7 centímetros, hay otras especies también, pero siempre monitoreamos el sábalo, porque es la pirámide de la cadena alimenticia del resto de las especies”, explicó.
Y amplió: “La mayoría de las especies ictícolas comen en diferentes etapas al sábalo, de cuando son alevines hasta ejemplar adulto. Por eso es una especie a proteger, porque si desaparece el sábalo, desaparecen los restantes peces”, aseguró.
En forma coincidente con Cantador, desde la otra orilla del Paraná, el ambientalista Javier Núñez, de la ciudad de Victoria (Entre Ríos), dijo a Télam que “se observa una importante mortandad de peces por la bajante del río”.
“Pero, además, tenemos otro problema que nos perjudica que es la falta de dragado de las bocas de entrada de riachos y lagunas. Por eso los peces quedan atrapados en charcos calientes y sin oxígeno, para morir de a miles”, sentenció.
Por último, Núñez le sumó otro factor que agrava la situación: “son los terraplenes ilegales, que tampoco dejan pasar el agua hacia las islas. Están todos denunciados pero la justicia, bien gracias”, concluyó.