El Secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao, respondió a las críticas por el ajuste presupuestario al sector científico durante el gobierno de Mauricio Macri.
En una entrevista con la revista Noticias, Barañao aseguró que “mi responsabilidad no es solo pedir más presupuesto sino hacer un uso eficiente de eso”.
El actual secretario de la cartera científica dijo que “la realidad fue bastante distinta a la que yo esperaba en el momento de tomar la decisión” de continuar al frente del (ex) Ministerio de Ciencia, en 2015.
Sin embargo consideró que “esa decisión tuvo que ver con salvaguardar algo que es un bien común, que pertenece a todos los ciudadanos”.
Grupo humano
Para Barañao, su continuidad al frente de la cartera de Ciencia garantizó que no hubieran cambios significativos, a pesar que, desde 2015, los analistas estiman que el recorte al sector se acerca al 40%.
“Cualquier discontinuidad provoca a veces cambios irreversibles dado que hacemos programas de largo plazo, una política en cuanto al apoyo de la ciencia que pensamos se iba a resentir si había una discontinuidad”, dijo Barañao.
Por eso el ahora Secretario de Ciencia dijo que “quise mantener el grupo humano con el que ya venía trabajando desde el año 2003”.
El reportaje a cargo del periodista, Editor de Noticias y Director de Contenidos Digitales de Perfil, Edi Zunino, se realizó en su programa web “En el barro” (Video).
Durante la charla, Barañao defendió su gestión a pesar de la asfixia presupuestaria que tiene en jaque a organismos científicos como el INTA, el INTI, el CONICET, la CONEA, la CONAE y el SENASA, entre otros.
Allí, los años de la gestión de Cambiemos dejaron un panorama de despidos, cierre de programas de investigación, derrumbe salarial, reducción de los ingresos a la Carrera de Investigador y hasta problemas para pagar los servicios básicos de funcionamiento en el caso de los 294 institutos de CONICET.
No más investigadores en CONICET
El ministro manifestó que “no era posible seguir incorporando investigadores a la carrera del CONICET al ritmo de los años previos”.
Para Barañao “es necesario analizar de qué hablamos cuando hablamos de ciencia y de tecnología”. Según su óptica “no es tan fácil mostrar cuál es la contribución que la ciencia hace en un país como la Argentina para la vida real y cotidiana”.
En los países desarrollados, en los que la Ciencia y la Tecnología han contribuido a mejorar la calidad de vida de la gente, tienen no solo una política científica fuerte sino una política industrial, una matriz productiva, que usa ese conocimiento y lo transforma en bienes y servicios que le llegan al contribuyente”, dijo Barañao.
Así, Barañao consideró que la producción científica carece de transferencia y articulación con el sector productivo y el desarrollo social.
“Desde el año 2003 a la fecha hemos logrado que hubiera creación de conocimiento, pero hay una asignatura pendiente y es lograr que ese conocimiento se convierta en riqueza, no entendida como lucro sino como prosperidad y desarrollo. Y fundamentalmente como empleo. Y curiosamente no está en el discurso de la comunidad científica este compromiso con la generación de empleo, a pesar de que es un colectivo de idea mayormente “progresista”, dijo Barañao.
“Lo que está faltando es cómo acoplar la inversión en ciencia y tecnología con un modelo de desarrollo del país”, sintetizó Barañao.
Un Ministerio sin grieta
Para Barañao los objetivos de los gobiernos de Mauricio Macri y Cristina Fernández no fueron radicalmente diferentes.
“Cuando me convoca Mauricio Macri para continuar con la función lo que me dice es “está muy bien la política pero ahora queremos resultados y queremos generar empleo. Y Cristina me convoca asegurando que ´Quiero un Ministerio pero no para hacer ciencia por la ciencia misma. Quiero ciencia para diversificar la matriz productiva del país, y que también dé empleo´”.
Sin embargo, a pesar de las “continuidades” entre ambas gestiones, la administración de Mauricio Macri no fue “para abajo” porque “lo que tenemos ahora es un presupuesto que está fuertemente dolarizado y está claro que hay menor poder de compra en los subsidios y que los salarios son menores. Pero el objetivo de largo plazo sigue siendo el mismo, yo no he cambiado, no me raptaron los marcianos y me cambiaron la visión. Lo que estamos tratando de hacer es mantener algo que es un recurso indispensable para el desarrollo futuro del país en condiciones que no son las mejores pero que necesariamente tienen que ser transitorias”.
Una promesa de campaña menos
El actual Secretario de Ciencia y Tecnología se refirió, además, a la inversión en ciencia y tecnología, en relación con el PBI y justificó la caída, desde 2015, del financiamiento, del 0,63% al 0,25%.
Es que, si bien Mauricio Macri prometió llevar la inversión en ciencia al 1,5% del Producto Interno Bruto (PBI), los datos del Ministerio de Hacienda revelan que del 0.63% de 2015 se derrumbaron los recursos hasta el 0,25%, comprendiendo lo proyectado por la Ley de Presupuesto 2019.
Si se toma el indicador sobre la base del Presupuesto total queda remarcado que mientras que en 2015 lo destinado a la Finalidad Ciencia y Técnica representaba un 1,55% del total presupuestado por el Estado, esa cifra bajó al 1,11% en 2019.
“Desde el año 2003 hasta ahora yo he sido directa e indirectamente responsable de 8.700 millones de dólares de inversión, eso no se perdió, está en conocimiento acumulado en el sector científico tecnológico pero es perecedero, si no hacemos algo para aprovechar ese conocimiento se vuelve obsoleto. No podemos pensar en duplicar el PBI con la base de economía que tenemos, basada en los recursos naturales”, dijo Barañao.
“Mi responsabilidad no es solo pedir más presupuesto sino hacer un uso eficiente de eso. Yo no estoy acá para defender a los científicos, eso lo hice durante los 18 años en los que fui gremialista, ahora tengo que defender a la gente y hacer un uso eficiente de las capacidades que tenemos”, consideró Barañao.
Sin fuga de cerebros
Por último Barañao consideró que no existe fuga de cerebros, a pesar de los testimonios de muchos científicos e investigadores del sistema científico que hablan de emigrar de manera definitiva a otros países.
“No hay fuga de cerebros. Lo que hay es jóvenes que están viendo la posibilidad de irse a formar al exterior y después volver. Y eso es bueno para mejorar nuestra tecnología y nuestro conocimiento”, entendió el Secretario de Ciencia.
“El Conicet no puede tener una expansión infinita. Estamos incorporando a la carrera de investigación a 450 nuevos investigadores por año. Francia y España incorporan muchos menos. Estamos haciendo todo el esfuerzo por conservar nuestros recursos”, concluyó Barañao.