Periferia

27 de Octubre de 2022

Para el INTA, “la agricultura argentina no puede prescindir” de los agroquímicos

El organismo científico y tecnológico presentó un informe en el que plantea la "intensificación sostenible" como estrategia productiva para el agro pero, a la vez, justifica su uso por la demanda mundial de alimentos.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) presentó un informe en el que define que “la agricultura argentina no puede prescindir completamente de los productos fitosanitarios sin poner en riesgo el volumen y la calidad de la producción”.

Así lo concluye un trabajo de especialistas titulado “Mesa de análisis y propuestas para el abordaje integral del uso de productos fitosanitarios”.

Según los especialistas “el sector agropecuario tiene el desafío de alimentar a un mundo cada vez más habitado, en línea con las exigencias ambientales, sociales y éticas de los mercados”.

Por eso remarcan que “la intensificación sostenible es la estrategia productiva que permitiría hacer frente a este escenario global y destacan el rol de los insumos químicos como herramienta, además del manejo integrado de plagas, la rotación de cultivos y el mejoramiento genético”.

El argumento de la demanda mundial

El argumento vertebral del informe se enfoca en la demanda mundial de alimentos, y claro, de esa manera plantea como “clave” el uso de los fitosanitarios, que genera controversias constantes por su impacto en el ambiente y la salud de las poblaciones rurales a la par del aumento de la producción agropecuaria.

“La población mundial alcanzará a 8.000 millones en noviembre de este año. Así lo estimó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el informe Perspectivas de la Población Mundial. Esto plantea la necesidad de aumentar la producción de alimentos y de disminuir su desperdicio que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación –FAO, por sus siglas en inglés– es de 1.300 millones de toneladas anuales, un tercio de lo producido cada año”, sostiene el estudio de Jorgelina Montoya, Silvia López, Fernando Salvagiotti, Mariel Mitidieri, Ramiro Cid, Carolina Sasal, Silvia Martens, Luis Carrancio, Virginia Aparicio, Horacio Acciaresi, Juan Carlos Papa, Mario Vigna, José Volante, Martín Irurueta y Eduardo Trumper.

En el informe destacan, reconocen solapadamente el impacto social y ambiental, pero no abandonan el argumento “pragmático”, de la importancia de abastecer al mundo. Es por eso que plantean “la intensificación sostenible como la estrategia productiva que permitiría hacer frente a este escenario global”.

Los especialistas destacan que es posible “incrementar la productividad y rentabilidad con un menor impacto ambiental, de la mano de una reducción gradual de insumos externos”.

El estudio, sigue la línea del informe europeo “Farming without plant protection products” de European Parliamentary Research Service, que afirma que si no se usaran estos productos, los rendimientos se reducirían entre un 19 y un 42 por ciento, dependiendo del cultivo. Por su parte, los ensayos de más de 100 años de Rothamsted Research del Reino Unido se refieren a los rendimientos obtenidos a partir del uso de agroquímicos.

“Gestión sostenible”

En esta línea, Jorgelina Montoya –coordinadora del proyecto estructural gestión sostenible de fitosanitarios y especialista del INTA Anguil, La Pampa– se refirió al rol de los insumos de síntesis química para garantizar los rendimientos de los cultivos a fin de poder alimentar a un mundo cada vez más habitado. “Son vastos los antecedentes que demuestran que sin el uso de fitosanitarios las pérdidas en manos de las plagas serían significativas”, señaló.

“Sin embargo, es clave apuntar a una optimización en el uso de fitosanitarios: conocer los procesos que definen su comportamiento ambiental, como así también los factores y tecnologías de manejo de los cultivos y de las plagas, y, por ende, en el manejo de los fitosanitarios”, agregó Montoya.

Por su parte, Luis Carrancio –director del INTA Oliveros, Santa Fe–, dio un paso más y reconoció que “los agroquímicos son una herramienta necesaria, pero riesgosa” y puso especial atención en “la necesidad de manejarlos correctamente”.

Carolina Sasal –especialista del INTA Paraná, Entre Ríos– coincidió con Carrancio y subrayó que “los fitosanitarios son una herramienta, pero no la única” y, en esta línea, destacó la importancia de “considerar otras estrategias de manejo que son alternativas y complementarias como el uso de bioinsumos, rotaciones, controles mecánicos y manejo de fechas de siembra que permiten un menor uso de insumos químicos”.

“Todas válidas según lo que se priorice”

A su vez, Eduardo Trumper –coordinador del programa de protección vegetal y especialista INTA Manfredi, Córdoba– aportó una mirada más amplia: “Prescindir o no de los fitosanitarios dependerá del encuadre de cada productor, dado que hay situaciones muy heterogéneas y concepciones diversas de la agricultura, todas válidas según lo que se priorice”.

Carrancio profundizó este concepto y reconoció que “el uso de insumos químicos es una práctica muy arraigada en los actuales sistemas productivos que resulta difícil cambiar, a pesar de que existen alternativas, como la agroecología”. De todos modos, reconoció que, “si bien, es una opción viable, su alcance es limitado”.

Para los especialistas “incrementar la productividad y rentabilidad con un menor impacto ambiental, es posible” y para ello “el productor tiene disponible un amplio abanico de estrategias de manejo capaces de ser complementarias entre sí”.

En esta línea, Trumper aseguró: “Hay diversas estrategias productivas disponibles que deben ser consideradas antes de la siembra y permiten reducir el uso de insumos, tales como el uso de variedades resistentes a plagas. Además, es necesario fortalecer el monitoreo, el uso de criterios sólidos para la toma de decisiones y, cuando se justifica, aplicaciones eficientes y precisas”.

Con respecto a este último aspecto, el informe subraya la “necesidad de poner el foco en el uso eficiente y responsable de los fitosanitarios a fin de evitar las fugas del agroecosistema, entendidas como Buenas Prácticas Agropecuarias (BPAs)”. Es que, según se detalla, las malas prácticas generan “un impacto en el ambiente y en la salud, vinculadas con el aporte difuso de plaguicidas por deriva directa o indirecta, escurrimiento o erosión, o bien el lavado de equipos aplicadores sobre cursos de agua o la disposición final de los envases vacíos”.

Aportar conocimiento

El informe realizado por los especialistas del INTA plantea un abordaje integral del uso de productos fitosanitarios y recupera el aporte del organismo en cuanto al desarrollo de estrategias, tecnologías y conocimiento que colaboran con el manejo de plagas y enfermedades de los cultivos.

Para Carrancio, resulta “muy importante” que, frente a la tensión que genera esta temática, el INTA aporte conocimiento y genere información para la toma de decisiones. “El uso de agroquímicos genera controversias”, reconoció el director del INTA Oliveros, al tiempo que aseguró que “es una problemática que requiere ser debatida para que el actual sistema productivo y la agroecología puedan convivir”.

Por su parte, Trumper destacó la iniciativa de redactar un documento que “navega la complejidad y las diversas aristas de la problemática, al tiempo que pone sobre la mesa todo el contenido técnico, el conocimiento, los antecedentes y toda la información disponible para la toma de decisiones” y agregó: “Era una asignatura pendiente de las instituciones públicas y del INTA, como actor protagónico en esta cuestión”.

Testimonios: INTA Informa.

Accedé al informe completo:

https://inta.gob.ar/sites/default/files/los_productos_fitosanitarios_en_los_sistemas_productivos_de_la_argentina_una_mirada_desde_el_inta.pdf

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