El director de Estrategia de la compañía argentina de biotecnología Bioceres, Claudio Dunan, sostuvo que la investigación pública es “clave” para el sector y consideró como “fundamental” la interacción público-privada para el progreso científico del país, pero, además, rechazó las críticas al desarrollo del trigo transgénico HB4, por considerar que se dirigen al modelo agroindustrial, y no a la tecnología en sí misma.
El directivo de la empresa nacional que desarrolló junto a la investigadora del Conicet, Raquel Chan y su equipo, la tecnología transgénica HB4 que confiere a la soja y al trigo mayor tolerancia al estrés hídrico, remarcó el rol de la biotecnología en la producción de alimentos al asegurar que son “positivos” para el medio ambiente e “inocuos” para la salud humana.
“Hace 25 años que comenzamos con la biotecnología en cultivos y hace 25 años que no se ha encontrado ningún impacto negativo en salud o medioambiental por el uso de estas tecnologías”, dijo Dunan, en una entrevista con Télam, y aseguró que “el ataque a estas tecnologías es por el modelo agroproductivo o agroindustrial. Sin biotecnología habría el mismo modelo. Es más, hubiésemos necesitado mayor cantidad de hectáreas de deforestación para producir los alimentos que producimos hoy”
Dunan se refirió a los cuestionamientos que recibió la tecnología HB4, y aseguró que “cuando tenés una tecnología que es positiva para el medio ambiente, que es inocua para la salud humana, que permite estabilizar o mejorar rendimientos y evitar los problemas derivados de la producción de alimentos, como la deforestación, tenés un beneficio. Los científicos no tienen dudas sobre esto”.
El referente de Bioceres sostuvo que “la investigación pública, hoy en Argentina es fundamental. Más del 80% de la inversión en investigación y desarrollo es pública. De todas maneras, invierte vergonzosamente poco en esto. Hace un par de años era un 0,5% del PBI. Hoy es menor. ¿Por qué hay poca inversión privada? Porque después no hay mecanismos claros de cómo la inversión la podes capturar al desarrollar tu tecnología. Pero la investigación pública es clave”.
“Uno de los mecanismos que ocurre a nivel mundial y que en Argentina está mejorando es cómo hacer para que la inversión que hubo en el sector público se transforme en el bienestar de la población. La oportunidad que se dio en el momento de interactuar con el sector público para licenciar el conocimiento y transformarlo hoy en variedades de trigo y soja es una inversión privada y un riesgo privado de poner US$ 30 millones en una tecnología de la que aun hoy no hemos vendido ni una sola bolsa de semillas. Bioceres invirtió en la tecnología porque pensaba que era posible lograr lo que se está logrando: tener desregulada (a la soja HB4) en los cuatro mercados más importantes de soja del mundo, esperar que los chinos la aprueben, sembrarla comercialmente y la cruzada de generar el primer transgénico de trigo del mundo con tolerancia a la sequía”.