Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), del Laboratorio de Recursos Agroforestales del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) y de la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) concluyó que se dio un aumento de la producción de gases de efecto invernadero en la producción ganadera de Santa Cruz.
Los científicos e investigadores patagónicos, en colaboración con colegas de España y Perú, lograron cuantificar por primera vez, en la provincia, las emisiones totales para carne de cordero y lana, y concluyeron que las emisiones producidas en los establecimientos ganaderos, por el transporte y el procesamiento industrial, se incrementó de 10,64 a 41,32 kg de CO2-eq/kg para carne de cordero (carcasa) y de 7,83 a 18,70 de kg CO2-eq/kg para “lana lavada y peinada”.
El estudio es conocido como “huella de carbono”, que es el análisis destinado a mensurar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ser humano al fabricar un producto o realizar sus actividades diarias y se expresa en toneladas de CO2 emitidas.
El análisis responde a exigencias internacionales “con el objetivo de brindar información relevante y necesaria para poder producir e incorporar productos en mercados”, explicaron los investigadores.
El estudio abarcó 63 establecimientos, y demandó la utilización de modelos de índices topográficos, climáticos y de vegetación como variables independientes. Las conclusiones fueron publicadas en la revista científica Sustainability.
“Es la primera vez que un estudio brinda la huella de carbono de la producción de cordero y lana en la Patagonia”, destacó Pablo Peri, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA y de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) – CONICET.
Según Peri, la relación entre “el ganado rumiante y el cambio climático es una preocupación” debido a su contribución a “las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero”.
De acuerdo con el artículo, que tiene a Peri como primer autor y lo acompañan Yamina Rosas y Guillermo Martínez Pastur, del Laboratorio de Recursos Agroforestales del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET), Brenton Ladd, de la Escuela de Agroforestería de Universidad Científica del Sur de Lima -Perú-, Ricardo Díaz-Delgado, de la Estación Biológica de Doñana de Sevilla -España-, la contribución predominante fue la producción primaria en el establecimiento.
Los 63 establecimientos ganaderos de la provincia de Santa Cruz seleccionados para el estudio, dedicadas la producción extensiva de ovejas, principalmente la raza Corriedale, y que fueron integradas en un sistema de información geográfica, representaron del 75 al 90 % de las contribuciones, seguido del procesamiento en la industria, del 2 al 15 %, y las del transporte a la industria oscilaron entre un 3 y 15 %, dependiendo de la distancia de las instalaciones de procesamiento. Mientras que los valores más bajos de HC se dieron en los pastizales más productivos.
Para planificar estrategias de mitigación
Para evaluar completamente los efectos positivos y negativos de las estrategias de mitigación sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en las cadenas de producción, se utilizaron evaluaciones de ciclo de vida (ECV) para dar cuenta de todos los GEI emitidos desde todas las etapas de la producción ovina, se indica en el trabajo.
Las emisiones GEI, expresados como equivalentes de dióxido de carbono, CO2-eq, emitidos durante la producción de un producto dado se denomina su huella de carbono (HC), y “permite dar a los productores y consumidores una idea de su contribución al calentamiento global”, señaló Peri.
Sin embargo, la huella de carbono es una faceta de la evaluación del ciclo de vida (ECV) que se enfoca en la emisión de gases de efecto invernadero para un solo producto. El ECV no solo se refiere a productos materiales, como carne o lana, sino también aspectos como los servicios ecosistémicos y la conservación de la biodiversidad del paisaje, “lo cual queda pendiente de evaluar”, señaló Peri.
“La gestión exitosa de las emisiones de GEI del ganado es un desafío importante para las comunidades científica, el sector comercial y quienes son los responsables de definir las políticas”, dijo.
Los resultados de la HC para la producción de cordero y lana del trabajo presentado “ayudan a caracterizar el perfil de emisiones de gases de efecto invernadero de los productos ganaderos en la Patagonia Austral al proporcionar una línea de base para planificar acciones de mitigación”, puntualizó y agregó: “La huella de carbono se perfila como un factor determinante para las transacciones de productos ovinos entre países”.