El proceso de transición política que vive la Argentina tiene su correlato en el sector científico y tecnológico, con debates intensos sobre el camino que seguirá la inversión, el presupuesto y los salarios de los investigadores.
En Radio Caput, Rodolfo Blasco, Subsecretario de Coordinación Administrativa de la Secretaría de Ciencia, y uno de los nombres históricos de la gestión de ciencia y tecnología desde 2008, se refirió a estos temas ante la posibilidad de que se vuelva a rejerarquizar administrativamente el área.
¿Que lectura tenés de las iniciativas que se están proponiendo para el sector científico y tecnológico para después de diciembre?
“Hoy la principal reivindicación que tiene un carácter formal pero es muy importante desde la sensibilidad que esto genera es que este organismo vuelva a tener rango de Ministerio. Es importante porque es la expresión de la importancia que se le da al sector dentro de lo que son las políticas públicas que tiene que llevar adelante el Estado”.
¿Cuál fue el principal impacto en términos de gestión de esa desjerarquización?
“Cuando se bajó el rango a Secretaría, en términos de gestión se agregó un escalón más a todos los procesos administrativos que hay que llevar adelante, pero lo más importante es lo simbólico, porque que exista un ministerio de ciencia y tecnología implica que el Estado asume un compromiso de dotar al sector de los elementos necesarios para tratar de cambiar el modelo productivo de la Argentina”. “Formalmente todos los actores políticos acuerdan que debemos dejar el modelo primarista y agregar valor a ese producto primario para conseguir las divisas que el país necesita, pero no sólo hay que manifestarlo sino también dotar al ministerio de los recursos financieros y económicos necesarios para eso”.
¿En qué propuesta política ves más verosímil que la posibilidad del ministerio se materialice?
Cuando se discutió la continuidad de Lino Barañao con la transición al gobierno de Mauricio Macri hubo planteos que decían que por la propia significación que iba tener el gobierno de Macri, no iba a tener razón de ser la existencia de un ministerio de ciencia y tecnología porque visualizaban que la Argentina iba hacia una primarización de la producción y hacia un proceso de desindustrialización. Si vos tenés esa visión indudablemente no necesitás producir ciencia y tecnología en la Argentina. Ahora, nosotros tenemos otra visión porque creemos que Argentina necesita generar conocimiento.
CONICET salió a cuestionar las afirmaciones de Mauricio Macri sobre el presupuesto de ciencia durante su gestión ¿Que lectura hacés de este cruce?
Yo creo que el Directorio tiene razón en el sentido de que el presupuesto en términos reales no creció, sino que creció en términos nominales porque hoy el presupuesto de CONICET se destina básicamente al pago de salarios y por más que haya habido una paritaria que perdía contra la inflación, el aumento nominal existió. Ahora eso no implica que haya un aumento real del presupuesto destinado al sector.
¿Qué otras medidas son necesarias después del 10 de diciembre, entonces, para el sector?
Con la llegada del kirchnerismo, Argentina comenzó un proceso de puesta a punto de su sistema científico y tecnológico. Se incorporaron recursos humanos, se generaron compras de equipamientos de última generación, se generó infraestructura edilicia para poner a punto el funcionamiento del sistema. Lo que seguía era que ese sistema hiciera aportes a la estructura productiva. Creo que esa es la etapa que nos falta y es en lo que debe centrarse el sistema. Es decir, ver cómo transferimos este conocimiento del laboratorio a las empresas, a las Industrias. Durante la gestión anterior se podrían haber hecho más cosas pero la preocupación era que la edad promedio de los investigadores de CONICET era de 59 años, que faltaban 200 mil metros de laboratorio para que todos tuvieran lugar, que necesitábamos formar doctores, y eso fue el escenario central en la gestión de Néstor y de Cristina, pero cuando el sistema estuvo listo dinos un paso atrás porque volvimos a discutir otra vez el tema del presupuesto, el poder adquisitivo de subsidios, pero la discusión de como llevar lo que se genera en el laboratorio al sector productivo no está saldada, porque no hay un sistema virtuoso.
¿Hay que dar un giro en términos salariales también para investigadores y becarios porque Lino Barañao habló de “fuga de cerebros” inminente?
La realidad salarial de investigadores y becarios no escapa a la realidad general de lo que pasó en la Argentina. Hay una pérdida del poder adquisitivo del salario y queremos conservar a los mejores indudablemente. Tenemos que hacer un esfuerzo y una mejora salarial, sin dudas. Todos los sectores están reclamando eso.
¿Que nombres de los que hay en danza te imaginás para encarar las reformas que mencionás, desde el 10 de diciembre?
No tengo un nombres, pero sé que hay muchos en el caso que triunfe la fórmula de Alberto Fernández. Hay investigadores de mucho renombre como Roberto Salvarezza, cómo Ana Franchi, Alberto Kornblihtt. Pero también hay gente que tiene una larga trayectoria en ciencia y tecnología, más con una visión que tiene que ver con su formación, como Fernando Peirano. El propio Daniel Filmus puede ser un candidato. Hay muchos, pero más allá del candidato lo más importante es que haya un equipo que trabaje en pos de un objetivo y mediciones de alcance de esos objetivos.