El investigador del Conicet, geólogo y docente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, Carlos Ramonell, expresó que la declaración de la emergencia hídrica en siete provincias argentinas debido a la bajante del río Paraná “la veníamos anunciado varios especialistas desde hace varios meses”, al tiempo que subrayó que el caudal del curso de agua “seguirá bajando y el panorama se irá agravando”.
El pasado lunes 26 de julio, el gobierno nacional decretó la emergencia hídrica por espacio de 180 días para las provincias de Misiones, Chaco, Formosa, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires debido a la crítica situación generada por la histórica bajante del río Paraná.
En declaraciones a Radio Universidad de Santa Fe, si bien se mostró de acuerdo con esa medida consideró que “se podría haber tomado con antelación”.
“Los que trabajamos en el río sabemos que la situación de esta bajante se debe a la ausencia de lluvias suficientes; al déficit hídrico que hubo en la alta cuenca del Paraná durante los meses de primavera y verano pasado. En ese sentido, se conocía que la situación de bajante se iba a ir agravando y de hecho varios especialistas lo veníamos anunciando de esta manera desde hace varios meses”, evaluó Ramonell dando detalles de la situación.
Prolongada bajante
El investigador consideró que la bajante del Paraná presenta dos puntos de análisis que la convierten en preocupante: la primera es el nivel del agua y la segunda su prolongación en el tiempo. “Con relación a los niveles, precisamente en la bajante de 1944 el río estuvo (respecto de más o menos lo que son las escalas hidrométricas generales en el Paraná Medio y en parte del Paraná Inferior) a un metro en niveles por debajo de los valores actuales”.
“En los ríos -continuó el docente de la UNL- lo que se mide ordinariamente son caudales y niveles. La medida más certera es medir caudales, lo que pasa es que medir niveles es más fácil y a veces se hacen interrelaciones. A largo tiempo no significan lo mismo, pero nos orienta”, relató Ramonell.
“En 1944 el caudal mínimo que circuló por el Paraná medio y el Paraná inferior, juntando tanto cauce principal como toda la serie de riachos que este alimenta, fueron 4.000 metros cúbicos por segundo. Hoy en día, según los informes del Instituto Nacional del Agua (INA), está en el orden de los 7.500 metros cúbicos por segundo, para dar una idea de cuál sería un escenario más agravado, que lo vamos a tener”, alertó.
Impacto
Al referirse en términos económicos y de cómo afecta la bajante en ese sentido, Ramonell explicó que la planicie de inundación ordinaria del río Paraná es el humedal más extenso, de mayor diversidad y más importante en términos socioeconómicos de la Argentina.
“A veces no se tiene en mente la real extensión pero esta planicie, que es transitada por el cauce principal y una vasta red de cauces secundarios, tiene una extensión en la Argentina similar a lo que sería media provincia de San Luis”, detalló.
“Desde hace bastante tiempo, varias de las actividades de alto impacto económico están comprometidas por la bajante, como puede haber sido el tema de la generación de energía eléctrica en Yaciretá; la navegación; la pesca comercial y el tema de las tomas de agua urbanas y agrícolas; el tema de la ganadería extensiva; los dragados que se hacen para minería de arena, producción forestal, etcétera”.
El especialista celebró la instrumentación de “una mesa de trabajo entre ministerios nacionales y provinciales para adoptar medidas y mitigar las consecuencias de la bajante. Estos proyectos tienden a aglutinar el conocimiento, a compartirlo y hacer una transdisciplina, a hacer algo mayor a lo netamente interdisciplinario, pero a la vez hay que reconocer el esquema demasiado fragmentado para un sistema fluvial que tiene una conectividad en sentido longitudinal y lateral indiscutible, dijo Ramonell.
Podría continuar hasta diciembre
Según datos proporcionados por el Instituto Nacional del Agua Agua (INA), la bajante del río podría continuar hasta diciembre. “Las condiciones que se dan en esta bajante y sus impactos en lo que refiere a problemas de fenómenos de erosión con deslizamientos de barranca, fenómenos de sedimentación, oclusión de brazos, pérdida de conexión de laguna y de riachos en el vasto humedal, eran absolutamente predecibles y ya desde desde el año pasado se viene advirtiendo”, se lamentó Ramonell.