Periferia

2 de Julio de 2019

La PIAP, a la espera de un gobierno que apueste al desarrollo nuclear

La planta que abastece el material refrigerante a las centrales nucleares del país vive su peor crisis en años. Producción frenada, acuerdos internacionales que la excluyen, derrumbe salarial y retiros voluntarios. Periferia entrevistó a uno de sus trabajadores.

La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), la más grande del mundo que provee el material refrigerante para centrales nucleares, vive una crisis que delata la situación que atraviesa todo el sector nuclear argentino, hoy. 

Al desfinanciamiento y el derrumbe de la producción se le suma la ?solución? del Gobierno nacional que ofreció como respuesta un plan de retiros voluntarios.  

Bajo de la órbita de la CNEA, (Comisión Nacional de Energía Atómica), creada bajo la presidencia de J. D. Perón en el año 1950, para la coordinación de las investigaciones y el desarrollo de la energía atómica en nuestro país, la PIAP integra una de las 5 empresas (PIAP, INVAP, NA-SA, CONUAR, DIOXITEC) que absorben y contienen el capital científico, tecnológico y profesional de nuestro país.  

Capacidad subutilizada 

La PIAP estuvo detenida casi 7 años y fue reactivada durante el gobierno de Néstor Kirchner con una inversión cercana a los US$ 1.000 millones. A partir de esta inversión, la planta ENSI (Neuquén) obtuvo la capacidad de abastecimiento de agua pesada para 4 Centrales Nucleares de Uranio Natural.  

“En la actualidad esta enorme capacidad instalada se encuentra subutilizada”, explica un informe del Centro de Economía Polìtica de la Argentina (CEPA). El acuerdo con China genera aún más incertidumbre sobre el futuro de la empresa y los más de 400 profesionales, operarios y técnicos especializados que en ella trabajan.  

Adicionalmente, no continuar con la tecnología CANDU, significaría una dependencia total de los combustibles nucleares de uranio enriquecido, sólo provisto por las grandes potencias. 

La industria nuclear explica el 6% de nuestro sistema energético, pero su crisis es una señal política contundente, puesto que la apuesta por fortalecer este sector implica una jugada mucho mayor que es la de ofrecer energía a las industrias y PyMEs del país. 

En cambio si, como sugirió el empresario del agro, Gustavo Grobocopatel, desde la administración nacional se busca que “ciertos sectores desaparezcan”, en referencia a las PyMEs, la apuesta energética es un sinsentido. 

Es, justamente en ese contexto de cierre de Pequeñas y Medianas Empresas, suspensiones de personal, derrumbe productivo, caída en desuso de la capacidad instalada de las empresas que cobra el sentido el conflicto en la PIAP. 

En 2015 la conformaban unos 410 profesionales, ingenieros, especialistas, científicos, investigadores y trabajadores asistentes que hoy se redujeron a 290, pero, con el plan de retiros voluntarios la planta quedaría en 150. 

Administrada por la ENSI (Empresa Neuquina de Servicios Industriales), hoy es víctima del desinterés del Gobierno nacional de Mauricio Macri en el sector nuclear. 

El panorama en la CNEA

Según el informe del CEPA con la llegada de Cambiemos, el presupuesto destinado a CNEA medido en dólares se redujo de US$ 363 millones en 2015 a US$ 161 millones cuatro años después. Esto representa una caída del 57% del presupuesto destinado a la comisión medido en USD. 

El presupuesto destinado a CNEA en 2019 representa sólo el 0,16% del Presupuesto General de Gastos cuando en 2015 representaba el 0,24%. Esto implica que en los últimos cuatro años se redujo a un tercio la participación del presupuesto de la CNEA en el gasto total del Estado.

Cerrar la PIAP (como en los `90) 

Adrián Lizzi, trabajador y delegado de la PIAP, dialogó con Periferia, en Radio Caput, y contó el estado de situación que se vive hoy. 
“Después de haber parado en 2017, cuando supuestamente se frenaba por una cuestión técnica para hacerle mantenimiento, nunca más se volvió a arrancar”, dijo Lizzi. 

En este sentido dejó en claro que se dejó en stand by la producción de agua pesada que las centrales nucleares necesitan para funcionar. 
Lizzi explicó que “la empresa dejó de dar aumentos salariales, hoy tenemos salarios decaídos, la mitad del personal se ha ido y están tratando de desmantelar la planta” y consideró que “se cae la producción en el momento que se anula el acuerdo con los chinos”, en referencia a la reformulación del acuerdo por la construcción de las centrales Atucha IV y V. 

“El Gobierno de Macri anuló el acuerdo que había con China para construir una central de agua pesada, con tecnología CANDU pero mantuvo en el acuerdo una central china, llave en mano, de uranio enriquecido a cambio de un SWAP de 2500 millones de dólares”, denunció Lizzi. 

Para Lizzi, “el propósito del gobierno nacional es cerrar la PIAP y entregársela a la provincia con las funciones reconvertidas”. 
Por último, Lizzi estimó que ?la pérdida de capital humano, científico y tecnológico es incalculable pero Argentina tiene un desarrollo nuclear y tecnológico muy importantes y quieren que eso se pierda”. 
 

¡Sumate a la Comunidad de Periferia!

Periferia Ciencia se sostiene fundamentalmente gracias a una comunidad de lectores que todos los meses, de acuerdo a sus posibilidades, hacen su aporte. ¿Querés que exista un medio como Periferia?