Periferia

23 de Julio de 2025

Guillermo Labadie: “el conocimiento científico será un lujo que no producirá más la Argentina”

El Director del CONICET Rosario, aseguró que la política científica del Gobierno "es que no haya política". La indiferencia del presidente del organismo, Daniel Salamone.

En un marco de indiferencia de los funcionarios de ciencia y tecnología del gobierno nacional, como Daniel Salamone, presidente del CONICET, y Darío Genua, Secretario de Ciencia, el máximo organismo de ciencia del país está diluyéndose progresivamente por el desfinanciamiento de Javier Milei.

Salamone, quien delegó en la vicepresidenta de Asuntos Científicos, Claudia Capurro, las visitas a los centros científicos de las provincias, harto de los insultos y reclamos de la comunidad científica, sólo piensa en que le modifiquen el directorio del organismo para que los integrantes no le traigan “problemas” del exterior.

Cada vez más encerrado en su oficina, sin diálogo con los miembros del directorio que no piensan como él, y sin contacto con Centros Científico-Tecnológicos del país, avala el ajuste del gobierno nacional que ya tiene entre las cuerdas al organismo que preside.

En este contexto, en diálogo con el medio local “Río Extra Primera Hora” el director del CONICET Rosario, doctor licenciado en Química e investigador principal del organismo, Guillermo Labadie, describió con preocupación el escenario que atraviesa la ciencia argentina. “Lo que está ocurriendo es un ahogo progresivo, una forma de desalentar a quienes formamos parte del sistema científico. La política parece ser que no haya política”, afirmó.

Daniel Salamone, presidente del CONICET.

El escenario crítico del sistema científico

Según explicó Labadie, si bien tradicionalmente cada nuevo gobierno trae consigo una orientación distinta, lo esperable es que eso se traduzca en una estrategia definida. “Hasta ahora, no hemos visto ningún tipo de lineamiento. Se cortó el financiamiento de la Agencia I+D+i, que sostiene nuestros proyectos, y no hubo ninguna propuesta superadora”.

El director detalló que el sistema científico se sostiene en dos pilares: por un lado, el CONICET como entidad que garantiza salarios, becas y mantenimiento de edificios; y por otro, la agencia de promoción científica que financia los proyectos. “Sin esos recursos, se vuelve imposible investigar”, remarcó.

A esto se suma el deterioro salarial: “Hemos perdido un 35% de poder adquisitivo. Y lo más grave es que no tenemos recursos básicos para trabajar. Eso genera una fuga por goteo: gente que renuncia, que desiste de continuar en el sistema”.

Desánimo de científicos del CONICET

Uno de los aspectos más alarmantes que remarcó Labadie fue el desánimo en los investigadores jóvenes. “Hay muchos que se preguntan: ¿vale la pena quedarse en un sistema que no garantiza ni condiciones dignas ni futuro profesional? Hoy no podemos asegurarles que haya carrera, que haya inversión, ni siquiera que haya trabajo”.

Además, destacó que el CONICET es una de las principales usinas de conocimiento del país y que su alcance va mucho más allá de la investigación básica. “El CONICET está presente en todas las áreas del conocimiento, desde las ciencias exactas hasta las sociales y humanas. Todo ese conocimiento vuelve a la sociedad: se enseña en las universidades, se aplica en la industria, se traslada a políticas públicas”.

Fuga de talentos

En cuanto a la pérdida de recursos humanos, Labadie indicó que la salida de personal se actualiza semana a semana. “Tenemos registrados al menos 44 casos de renuncias o retiros en Rosario, y la cifra crece constantemente. Esto incluye becarios, personal administrativo, investigadores, técnicos. Cada uno que se va representa años de formación desperdiciados”.

El propio Labadie recordó que él mismo vivió una situación similar durante la crisis de principios de los 2000. “Me fui en 2001 a hacer un posdoctorado a Estados Unidos con la idea de quedarme dos años. Me terminé quedando casi cinco, porque no había cómo volver. Hoy muchos jóvenes viven esa misma incertidumbre”.

Finalmente, subrayó que el trabajo científico no se realiza en aislamiento. “Nos vinculamos con empresas, municipios, organismos públicos. No estamos encerrados en laboratorios haciendo cosas abstractas. Resolvemos problemas concretos del país y del sector productivo”.

Y concluyó: “No pedimos privilegios, pedimos condiciones mínimas para trabajar. Si seguimos así, el conocimiento va a ser un lujo que no se produzca más en Argentina”.

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